En un esfuerzo por hacer que la gente
mire más a los ojos de los otros,
y también para apaciguar a los mudos,
el gobierno ha decidido adjudicar
a cada persona exactamente
ciento sesenta y siete palabras por día..
Cuando suena el teléfono,
lo pongo en mi oído sin decir hola.
En el restaurante señalo la sopa de fideos con pollo.
Me estoy ajustando bien a la nueva manera.
Tengo carteles para toda ocasión..
Tarde a la noche,
llamo a mi amante de larga distancia,
orgullosamente digo,
usé solo cincuenta y nueve hoy.
Guardé el resto para ti.
Cuando no responde...
sé que ha usado todas sus palabras
te amo
treinta y dos veces y un tercio
después de eso,
nos quedamos en línea
The Quiet World by Jeffrey McDaniel